¡Un país entero empujando una bola de fútbol! Hace solo tres años, en el último domingo de junio, vivimos como país la mejor definición de alineamiento, no en la estrategia o en el plan de trabajo, sino que en el deseo. Muchas veces en el ámbito profesional me han preguntado sobre las bondades de alinear a una organización, a un equipo, a un grupo y hasta a una sola persona, y el mejor ejemplo que tengo es como se alineó un país entero para alcanzar un deseo.
El mundo del deporte nos da muchos ejemplos de cómo enfrentar situaciones de vida. En los últimos días aparece mucho un video en redes sociales que se presenta como un reto a no emocionarse hasta las lágrimas. Pues es el video de cómo nuestra Selección Nacional logró pasar al tan ansiado quinto partido de un mundial. Vemos como un gol nos llena de ilusión, luego una expulsión no desinfla un poco, pero con el pasar de los minutos, un pensamiento colectivo; “sí se puede”. Un gol agónico del rival nos quita esa alegría de las manos y garganta, y nos extiende a tiempos extra que nos hacen vibrar, sufrir, esperar y esperar. Luego llega el momento de la “ruleta” de los penales y los nuestros, uno a uno pasa a cumplir su misión. Una atajada espectacular de nuestro gigante y queda todo en los pies de uno de nosotros, un representante más de este pequeño pedazo de tierra. De pronto el video enseña muchas de las imágenes que se vivieron a lo largo de Costa Rica y en lugares de todo el mundo. Todos los que, por nacimiento o afecto, llaman y aman a este país como suyo. Todos en espera de la definición de ese último penal.
No hay forma que estas imágenes no me lleven a como viví ese mismo momento. Como mi corazón latía, como mi mirada estaba fija y mi respiración se hacía cada vez más intensa. Mi mente y mi cuerpo empujaban, igual que todos los que queríamos ver como la bola ingresaba.
Es en ese momento donde los deseos de una multitud estaban alienados al deseo de un equipo que nos representaba en Brasil y especialmente, con Michael Umaña, a quién le tocó definir. Saber que millones de personas coincidieron en el mismo momento, con el mismo deseo, con la misma fuerza, me lleva a pensar sobre el poder de un perfecto alineamiento. El penal se disparó, la bola ingresó y logramos la éctasis. Logramos cumplir nuestro deseo colectivo.
El alineamiento es clave para alcanzar los objetivos. El poder del mismo es grande. Para lograrlo hay que trabajarlo y vivirlo. Las bondades del mismo se muestran en todo tipo de logros. En el plano individual no es la diferencia, ya que al alinear todo lo que nos define como personas también podremos alcanzar nuestros objetivos y deseos. En nuestro caso, son nuestros millones de neuronas alineadas, que de igual forma, nos empujarán a alcanzar lo que tanto deseamos.
Esa experiencia vivida hace solo tres años atrás nos puede servir como motivación y ejemplo para buscar alinearnos, o a nuestras familias, grupos de amigos, equipos, organizaciones y otros para alinear hacia el objetivo y alcanzarlo. ¿Las bondades del alineamiento? Más que una acción, se puede convertir en una fuerza poderosa.