¡Qué bárbaro Keylor Navas! Esta es solo una de las expresiones que evoca este gigante del futbol mundial. Sí, así como suena, un gigante en medio de una gran cantidad de figuras entre las que destacar es una tarea titánica. Sin embargo, detrás de ese gran triunfador hay un elemento a destacar. El poder de los Sueños.
Sin duda alguna, conocer la actualidad de esta gran historia en desarrollo, podría hacernos perder la noción de los orígenes de nuestro gigante. Hijo de la zona rural de un pequeño país del istmo centroamericano, cuyo único gran triunfo futbolístico se daría cuatro años después de su nacimiento. Quizá como casi todos los niños en su infancia, gustaba del futbol y con el tiempo, escogió su posición, se dio cuenta que era muy bueno y se fue formando en él una idea y un deseo, que llegó a convertirse en un sueño. Esa visión de futuro que ilusiona, motiva e impulsa.
La adversidad sin duda estuvo presente en ese largo camino que lo sacó de su vida rural a un mundo más urbano. Los dolores y el cansancio de seguro le restaron a su físico. La frustración e incertidumbre debieron llenar sus pensamientos y emociones. El hambre y la soledad, ausencias en sí, fueron compañeras en momentos de su formación. Pero todos estos no fueron suficientes para descarrilar a Keylor de su sueño.
Ser el mejor portero del mundo. Quizá una forma sencilla de expresar su sueño. Solo escucharlo o imaginarlo llena nuestras mentes de imposibilidad, quizá de muchos, quizá de una contundente mayoría, pero no para el dueño de ese sueño, quién buscó hacerlo realidad.
Así que un gran sueño, que se convirtió en objetivo y un plan de ruta. Con una maleta llena esfuerzo, perseverancia, paciencia, convicción y una inquebrantable fe, emprendió un viaje de vida que llegó a su destino desde hace tres años y hoy sigue siendo una gran realidad.
Inspiración para grandes y chicos, para pobres y ricos, para personas de cualquier ocupación, realidad y nacionalidad. Sus logros nos recuerdan el gran poder de los sueños.
Pero quizá lo que más resalto hoy, no es solo el logro alcanzado sino como lo alcanzó. Qué se logra no se puede separar del cómo se logra. Hacerlo crearía una injusticia, al romper una mancuerna que no debe separarse. No puedo imaginarme que llegar a cumplir este monumental sueño, esa ruta trazada hace muchos años, no incluyera la autenticidad mostrada en cada paso y al alcanzar cada hito.
¡Qué bárbaro Keylor Navas! Gracias por mostrarnos que se permite soñar y más aún, se pueden lograr.