Tengo esta sensación dentro de mí que me dice que debo cambiar algo, como si mi cuerpo intentara darme una lección por haber estado inmóvil en los últimos días, meses, quizás años. ¡Que me mueva!, me dice el cuerpo, ¡que me sacuda!
¿Le suena familiar esta sensación? ¿Ha estado ahí? ¿Está ahí hoy? Si su respuesta es sí, en cualquiera de los casos, le invito a reconocer su sensación como un primer paso en este movimiento. No hace falta entender aún cuál debe ser el cambio o que tan drástico debe ser, lo único necesario en este momento es saber que es hora de cambiar, ¡llegó la hora!
Hace casi una década, yo misma estuve en ese lugar, intentando descifrar lo que sucedía en mí, pasé varios meses ¨tiesa¨ ante la vida, con miedo a atreverme a dar cualquier paso, mucho menos a girar a otras direcciones. Pero de la nada llega un día en que la mente y el cuerpo se confabulan y simplemente me decidí, me levanté, di un salto y me atreví.
La transformación es parte de la vida, y además es necesaria. Hoy veo atrás y recuerdo todas las interrogantes que tuve, los retos conmigo misma y con los demás, las barreas que me puse y que otros me pusieron. Sin embargo, mi elección me ha dejado grandes enseñanzas, amigos en el camino, y por supuesto, muchos movimientos nuevos que no sabía que yo podía hacer.
Así de claro lo dijo Kahlil Gibrán; ¨Sólo la semilla que rompe su cáscara es capaz de atreverse a la aventura de la vida¨.
¿Ha tenido esta sensación en la vida? Comparta su historia y sus aprendizajes aquí.