“Oportunidad y Adversidad caminan juntas”

Ante cualquier tipo de experiencias en la vida, se debería buscar cuales son las oportunidades asociadas.   En las situaciones que son buenas y felices, paradójicamente, a veces es más difícil encontrar esas oportunidades, se hacen menos obvias, quizá por el carácter de favorecimiento que nos enfocan en la alegría y buenas sensaciones asociadas.    Sin embargo, cuando las situaciones son de apremio, difíciles, retadoras y hasta tristes, las capacidades de identificar las oportunidades son más claras.   Esto quizá viene del incansable y persistente instinto de sobrevivencia, que nos pone en un estado de alerta mayor y ante la necesidad de alivio, logra reconocer aquello que se presente como tal.

Hace un poco menos de diez años, en una situación personal y de salud muy compleja, que afectaba a mi esposa, y en los momentos más difíciles, pudimos encontrar uno de los aprendizajes que cambió nuestras vidas.   Sin duda, logramos encontrar en aquella adversidad, una oportunidad que ha transformado la forma como abordamos muchos temas en nuestras vidas.

Ante situaciones complejas, de cualquier naturaleza, sentirse angustiado, ansioso y preocupado es lo más normal.   Ponemos una gran cantidad de pensamientos y emociones, todos en un mismo balde, y tratamos de controlar la mayor cantidad de factores posibles.   Creo que todos pasamos por ello.   Pero aquella noche de abril, oscura, larga y calurosa, pude darme cuenta que por más que quisiera a mi esposa, no podía hacer mucho para arreglar o darle el alivio que buscaba.

En medio de aquella escena tan complicada, me di cuenta que había cosas que podía controlar y muchas que no podía hacerlo.   Fue en ese momento que hubo un cambio en mi vida al lograr identificar la oportunidad.  Hacer la diferenciación entre lo que puedo y no puedo controlar fue la clave.

Lo que NO puedo controlar

Aunque el mundo globalizado y competitivo en que vivimos nos diga y exija ser capaces de dominar todo en nuestro entorno, la realidad es que tenemos límites.   El cuestionarse de forma exigente y responderse sinceramente, nos puede ir dando el listado de los aspectos de cualquier situación que no podemos controlar, que el resultado directo de nuestras acciones no tendrá efecto sobre el mismo.   Inmediatamente esto libera las válvulas de presión y, por ende, los niveles de angustia, ansiedad y preocupación bajan.   Nuestro enfoque entonces pasa a aquello que sí podemos controlar.

Lo que SI puedo controlar

Todo aquello cuyo resultado puede ser definido por una acción directa de nuestra parte, eso es lo que podemos controlar.   Esto permite enfocar nuestra atención y acciones, y dar la respuesta necesaria a lo que nos aqueja o reta.  Pasamos de preocuparnos por lo que no podemos cambiar y pasamos a ocuparnos en lo que si podemos.   En aquel momento adverso y lo que siguió después, me permitió enfocarme en ser un excelente esposo, papá, profesional y todo aquello que contribuyera a mejorar la situación que vivía mi esposa y que nos afectaba como familia.  Sin duda no siempre he logrado mi cometido, pero mi búsqueda de la excelencia en lo que puedo controlar, ha hecho que enfrente la adversidad de una forma totalmente diferente.    Esto no es solo real para mí, sino que diez años después, es una realidad para ambos.

En el momento más adverso, juntos logramos encontrar la oportunidad.   Nos transformó.    Si esto fue así, sin duda nos hace pensar que la oportunidad y la adversidad, son compañeras en el camino.   Compañeras en una relación simbiótica, en la que la adversidad nos puede llevar a la oportunidad, y la oportunidad nos ayuda a enfrentar la adversidad.

Les invito a comentar y compartir, si han tenido situaciones de vida, en los que han podido encontrar la oportunidad en medio de la adversidad.  ¡Comparta aquí sus experiencias!

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