Paternidad

Aún recuerdo vivamente el momento en que tuve la oportunidad de ver a los ojos de mis hijas y tomarlas en brazos por primera vez.  Aunque mi paternidad había iniciado con el anuncio de sus respectivas llegadas, el primer encuentro físico abrió la puerta a una nueva etapa de mi vida, la cual ha sido un viaje lleno de aventuras y aprendizajes.

La celebración de mi propio cumpleaños nunca ha tenido tanta relevancia, si bien lo celebro, nunca he logrado darle un lugar preponderante.   Sin embargo, posterior al nacimiento de mi primera hija, el Día del Padre llegó a ocupar el lugar que mi cumpleaños no había logrado.  Es el día especial en que celebro el logro de uno de los aspectos de realización personal, que define mi vocación y que está presente en mi visión de éxito.   Ser papá.

La paternidad trae consigo una enorme responsabilidad y en muchos momentos, pareciera que se salta una y otra vez al vacío.  Desde que uno conoce de la llegada de aquella criatura que cambiará la vida, se inicia un proceso de abrir un espacio en este mundo a una persona y todo lo que eso conlleva. Protegerles sin quitarles libertad, enseñándoles y formándoles para que asuman responsabilidad. Proveerles sin dejar abierta la posibilidad de escasez.  Darles guía sin darles la solución.  Escucharles con atención y hablarles con sinceridad.  Amarles sin límites para que amen y se amen sin límites.

El rol de ser papá es uno que incluye múltiples responsabilidades y si bien, en ocasiones se torna difícil, el placer que trae consigo siempre es mayor.   Dice el refrán, “uno cosecha lo que siembra” y al ver crecer a nuestros hijos, podemos ver reflejado lo que somos.   Esto es, sin duda, una de las máximas que rige mi vida y en la ruta a alcanzar mi objetivo de ser un excelente padre, es un recordatorio constante de cómo mantenerme en el camino trazado.

En la celebración del Día del Padre, celebro mi vocación.  Con mis yerros y aciertos, con mis alegrías y temores, con mis logros y frustraciones.   Es una celebración de vida y en la misma, estoy seguro que podré ver, en los gestos recibidos, un poco de la cosecha fruto de un largo proceso de siembra.

Hace algunos años un buen amigo me preguntó sobre cómo había aprendido a ser padre.   Tuve la suerte de aprender de mi papá, de mi hermano, de mis tíos y de muchos amigos cercanos.  De todos he aprendido mucho.  Sin embargo, el mayor aprendizaje se da en el día a día, cuando se enfrentan nuevas situaciones y reconozco que mi objetivo de excelencia en la paternidad es motivado por el amor que le tengo a mis queridas hijas.

A todos los papás, les deseo un feliz Día del Padre, que lo disfruten y encuentren en sus hijos realización, felicidad y mucho amor.   Disfruten la cosecha.

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